LA REALIDAD DE LOS TRABAJADORES DEL SECTOR DE LA MODA RÁPIDA EN EL MUNDO

Condiciones Laborales y factores de impulso.

Las grandes corporaciones transnacionales dominantes de la industria de prendas de vestir, tienen el poder adquisistivo para buscar proveedores y fabricantes externos al su país de origen quienes les ofrezcan sus servicios a precios sumamente económicos,para reducir sus costos de producción e incrementar exponencialmente sus ganancias. En la industria de la moda, desde el periodo post guerra y la revolución industrial, se ha popularizado el sistema lineal en la cadena de valor, en donde los productores entregan los lotes de productos a los comerciantes minorista y mayoristas; y a su vez estos son los encargados de la venta a otras empresas o al consumidor. Hoy en día, los consumidores son agentes activos en sus compras, ellos deciden que se produce y que no, en donde, cuándo y a qué precio (McCormick y Schmitz 2001). Sin embargo, en el caso de las PYMES y los trabajadores independientes, las condiciones son distintas, no poseen los recursos suficientes y se ven obligados a competir en un mercado saturado, con precios imposibles de igualar dadas sus condiciones de producción completamente diferentes, efrentandose a una constante insertidumbre (Carr et al. 2000). Al trasladar la producción de prendas de vestir a los países más pobres, los grandes empresarios se ven beneficiados; pero los trabajadores de estos lugares en cambio, son sometidos a condiciones de trabajo no reguladas, en donde las remuneraciones son casi insignificantes, los horarios de trabajo sobrepasan la capacidad del ser humano y la salud y seguridad laboral son altamente cuestionables (Delahanty 1999: 4).

Por ejemplo en Tailandia, ha incrementado la subcontratación y la demanda de mano de obra intensiva para la industria de la moda. Así es como las empresas más grandes reducen sus gastos, reduciendo el personal fijo, pero aumentando la subcontratación y la tercerización (Laungaramsri 2005).

Producción flexible u ocasional

Actualmente los minoristas son quienes tienen el poder para decidir con qué fabricantes trabajar y qué productos vender a los consumidores. Mientras que los fabricantes deben competir arduamente entre sí para realizar las ofertas más bajas posibles en busca de conseguir un mayor número de pedidos de los minoristas; estos minoristas exigen producción a bajo costo y entrega “justo a tiempo”. Además, hoy en día los grandes minoristas utilizan diversos sistemas de control de inventarios para tener niveles de inventario razonables con bajo riesgo de pérdidas (McCormick y Schmitz 2001).

Cuando los fabricantes consiguen grandes pedidos de los minoristas, buscan a los proveedores y contratistas de menor costo; y subcontratan a terceros solo cuando los necesitan, es decir no ofrecen un trabajo estable, continuo, ni estableciendo una relación de confianza a largo plazo.

Es así como, los trabajadores que fabrican las prendas de vestir de este tipo de cadena de valor lineal, son reclutados bajo contratos “flexibles” o más bien ocasionales, en las temporadas altas, y despedidos cuando la demanda disminuye.

Condiciones laborales de explotación

Además del hecho de no tener estabilidad laboral por los contratos temporales que solo aplican para épocas de alta demanda, es muy común que las personas que trabajan como operarios en la confección de prendas de vestir esten sometidas a condiciones laborales de explotación. En su mayoría los trabajadores sucontratados o tercerizadores en la industria textil y indumentaria reciben un pago solamente por la cantidad de unidades que producen, ese pago en casi insignificante comparado con el trabajo realizado, y además, no reciben un pago por horas extra, vacaciones pagadas o licencias por calamidades domésticas o enfermedad.

La mayor parte de los trabajadores de la industria de vestir son mujeres y se enfrentan a una brecha salarial entre hombres y mujeres es aún más extensa; las mujeres ganan mucho menos que los hombres (Carr et al. 2000).

Casi el 41% de los trabajadores subcontratados ganan menos del salario básico y este salario no incrementa año a año de acuerdo al aumento de los costos de vida, según La Oficina Nacional de Estadística de Tailandia (2002). Asimismo, los salarios de los trabajadores tercerizados no habían aumentado a la par de los crecientes costos de la vida. Por ello muchos de estos trabajadores se dedican a la par a otras actividades como el comercio informal para poder aumentar en algo sus ingresos y cubrir sus gastos.

Además se estima que a finales de los 90´s, los trabajadores tercerizadores solamente ganaban entre el 2 y 5% del precio final de las prendas vs hasta el 40% que ganaban los contratistas y dueños. Sin tomar en cuenta que de esas ganancias mínimas debían gastar en insumos como hilos y en el trasporte (Singh y Bhattacharya 1996; OIT 1991, citado en Chen 2006).

En este mercado altamente competitivo, las empresas buscan costos bajos, lo que resulta en la comercialización de prendas cada vez más baratas pero de calidad cuestionable Carr et al. 2000). Además, en muchas ocasiones los trabajadores subcontratados no reciben sus pagos a tiempo

Además de tarifas bajas por trabajo a destajo, los trabajadores tercerizados a menudo no reciben sus pagos; a veces por meses. Más aún, los trabajadores tercerizados tienen que cubrir muchos de los costos de la producción, incluyendo el lugar de trabajo, el equipo y los servicios públicos. En suma, aquellos que cargan con la parte más pesada de la carga relacionada a la transferencia de riesgos y costos asociados con la producción global son las personas en el extremo inferior de la cadena de producción: las trabajadoras subcontratadas que trabajan desde su hogar. Se puede decir que no existe brecha más grande en cuanto a prosperidad y a poder de negociación que entre la trabajadora tercerizada de la industria del vestido y el propietario de la gran empresa de fabricación de ropa o el minorista para quienes ella produce.

Jornadas extensas de trabajo mal remuneradas

Normalmente las jornadas de trabajo son bastante largas, irregulares y sin horario fijo(Laungaramsri 2005). Esto debido principalmente al cambio de temporadas en las colecciones de ropa y la necesidad de una rápida adaptación a los gustos y deseos de los consumidores. El sistema de “justo a tiempo” o “listo para llevar” ha hecho que la demanda crezca exponencialmente, haciendo que los trabajadores tengan que doblar jornadas para completar las producciones requeridas por los dueños de las empresas; a diferencia de la moda lenta o “Slow Fashion” en donde las prendas producidas son limitadas, exclusivas, hechas a la medida y para durar muchos años; pero en donde la demanda es menor y adaptada a condiciones de trabajo justas y bien remuneradas.

Por ejemploe, en Tailandia durante la temporada alta, la jornada de los trabajadores subcontratados podría ser de entre 10 y 20 horas diarias (Sudsanha et al., citado en Laungaramsri 2005); pero en temporadas bajas muchos perdían sus empleos o se les reducía en gran nivel sus ingresos por la disminución considerable de días de trabajo, debido a la baja de pedidos (Unni y Bali 2001, citado en Chen 2006).

¿Las grandes empresas involucradas desconocen las condiciones laborales bajo las cuáles se elaboran sus prendas o se hacen de la vista gorda?

Generalmente las grandes cadenas suelen ignorar la cantidad de trabajadores tercerizados involucrados en la fabricación de sus pedidos y quiénes son, pero muchas se hacen de la vista gorda ante las condiciones laborales de estos gruspod e trabajadores (Carr et al. 2000). Por otro lado, los subcontratistas que hacen la negociación con las empresas suelen ocultar la identidad de sus colaboradores para evitar reclamos y mantener sus costos fijos y gastos bajos.